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Si ya tienes tu aparato, unos consejos para sacarle el mejor partido. Una regla de oro para reducir el uso del aire acondicionado en los meses más calurosos del año: evita la entrada de aire caliente durante el día. Tu vivienda estará más fresca si cierras las ventanas expuestas a la luz solar directa y bajas las persianas y los toldos.

Así lo usarás mejor

  • El aislamiento es clave. Comprueba que las puertas y ventanas de la habitación están cerradas mientras el aparato está funcionando. Facilita el enfriamiento e impide el derroche de energía.
  • Otra manera de ahorrar energía es evitando que el aparato esté en marcha cuando no haya nadie en la habitación y programando la temperatura y la hora en que debe empezar a funcionar. Cuando te vayas a la cama, utiliza el modo sleep o noche, que apaga automáticamente el equipo a las seis horas de funcionamiento.
  • Ajusta la temperatura entre 24 y 26º C, ya que es suficiente para combatir los efectos del calor, sin excesivos gastos de energía. Basta con seleccionar 5º C por debajo de la temperatura exterior para obtener una sensación de frescor.
  • No orientes directamente el flujo de aire frío hacia las personas. No resulta agradable y además es perjudicial para la salud. Los aparatos normalmente permiten regular la orientación de las palas manualmente, mediante el mando a distancia, tanto en vertical como en horizontal.
  • No obstruyas la unidad exterior. Evita también tapar la entrada y salida de aire de los splits, para que no trabajen en exceso.
  • Presta atención a los consumos eléctricos y la carga del refrigerante. Si notas anomalías, llama a un profesional para que verifique el líquido de refrigeración. Las alteraciones de presión, las fugas o defectos pueden afectar a la eficacia del aparato.

Una limpieza regular

Limpia los filtros al menos una vez al año para eliminar polvo, polen y fibras, lo que ayuda a prevenir alergias y a que el equipo funcione de forma más eficiente. Si el aparato lo utilizas muy a menudo o incluso como calefacción (con bomba de calor), deberás revisar los filtros con mayor frecuencia.

Hay un pequeño truco para saber cuándo están sucios: sacúdelos sobre un folio en blanco, si cae polvillo, es que llegó el momento de limpiarlos.

Para tener limpios los filtros:

  • Aspíralos o lávalos con agua fría. No utilices agua caliente, ya que podría encoger o deformar los filtros.
  • Tampoco debes utilizar productos inflamables, como por ejemplo, el benceno, ya que los filtros podrían incendiarse.
  • Después de lavarlos, déjalos secar a la sombra.

Espera a que estén bien secos antes de volver a colocarlos en el aparato.

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